Para muchas futuras mamás, tener un parto natural no se relaciona con ser “valiente” ni con ser una “mártir”: significa considerar el trabajo de parto y el alumbramiento en sí mismo como un hecho natural, y no como un trastorno médico. A pesar del dolor, muchas mujeres encuentran que la experiencia es absolutamente energizante y gratificante.
¿Qué es el parto natural?
El parto natural es una manera de dar a luz “con poca tecnología”, permitiendo que la naturaleza siga su curso. Puede incluir lo siguiente:
vivir el trabajo de parto y el parto sin la ayuda de medicación (ni siquiera de analgésicos como la anestesia epidural);
recibir escasa o nula atención médica artificial, del tipo del monitoreo fetal continuo, las cesáreas o las episiotomías (cuando se practica un corte en el perineo, la zona que está entre la vagina y el ano, de modo de facilitar la salida del bebé durante el parto);
permitir que sea la mujer quien conduzca el proceso del trabajo de parto y el alumbramiento, de la forma que le resulte más cómoda.
Muchas mujeres con embarazos de bajo riesgo eligen el camino natural para evitar las complicaciones que pueden generar los medicamentos en ellas o sus bebés. Los analgésicos pueden afectar el trabajo de parto; por ejemplo, bajar la presión arterial, reducir o aumentar el ritmo del trabajo de parto, provocar náuseas y generar sensación de confusión y falta de control.
No obstante, son muchas las mujeres que eligen el parto natural para estar más en contacto con la experiencia del nacimiento y vivir el parto con mayor protagonismo.
¿Dónde se hace?
Muchas mujeres que eligen el parto natural prefieren dar a luz en entornos no hospitalarios; por ejemplo, en centros de alumbramiento donde se hace hincapié en el parto natural. Las mujeres tienen la libertad de moverse durante el trabajo de parto, adoptar las posiciones en las que se sientan más cómodas e incluso bañarse en un jacuzzi. Se le hacen monitoreos fetales frecuentes al bebé, por lo general con un equipo Doppler portátil. Con frecuencia se recurre a técnicas para aumentar el confort, como la hidroterapia, los masajes, las compresas tibias y frías, la visualización y la relajación. Las mujeres pueden comer y beber lo que deseen.
Distintos profesionales del área de la salud pueden trabajar en el centro de alumbramiento: enfermeras calificadas, enfermeras obstétricas calificadas (parteras) y doulas (especialistas capacitadas para la asistencia durante el parto y para suministrar cuidados posparto), que se desempeñan como asistentes del parto.
Las investigaciones indican que, durante el trabajo de parto, el apoyo permanente de una mujer con experiencia y capacitada, como una partera o una doula, puede reducir la duración del trabajo de parto, la cantidad de medicación necesaria y las posibilidades de que se deba practicar una cesárea. Además, la participación de estas mujeres genera una sensación más positiva cuando termina el parto.
Hoy en día, también es posible tener un parto más natural en algunos hospitales. Muchas instituciones han modificado su enfoque respecto de los nacimientos de bajo riesgo. En ocasiones, hay habitaciones con decorados hogareños, donde las mujeres pueden experimentar el trabajo de parto, dar a luz y recuperarse sin necesidad de que se las traslade a otro sitio. El personal puede aceptar las indicaciones de las parturientas y permitir que el trabajo de parto siga un ritmo más lento sin ninguna intervención, siempre y cuando todo parezca irse desarrollando sin problemas. Pueden suministrar analgésicos si se los solicitan y suelen aceptar de buen grado la colaboración de las asistentes del parto (parteras o doulas).
Además del padre, es posible que se permita el ingreso de otros hijos, abuelos y amigos para presenciar el parto (algo común en los centros de alumbramiento). Después del nacimiento, el bebé puede permanecer más tiempo con la madre. En su forma más plena, este enfoque suele recibir el nombre de “atención centrada en la familia”.
Si su embarazo es de alto riesgo, lo mejor suele ser que el parto se lleve a cabo en un hospital, donde pueda recibir la atención médica necesaria (sobre todo, ante una emergencia).
¿Cómo se hace?
Usted elige cómo contrarrestar el dolor. Cada mujer encuentra el método que mejor funciona para ella. Muchas pueden controlar el dolor canalizando la energía y enfocando la mente en algún otro pensamiento. Las dos filosofías relativas al parto que predominan en los Estados Unidos son la técnica Lamaze y el método Bradley.
La técnica Lamaze enseña que el parto es un proceso normal, natural y saludable, pero adopta una postura neutral respecto de la medicación para el dolor y alienta a las mujeres a tomar decisiones racionales sobre lo que es mejor para ellas.
El método Bradley pone el énfasis en un enfoque natural del nacimiento y en la participación activa del padre del bebé como asistente del parto. Un objetivo importante de este método es evitar toda medicación que no sea absolutamente imprescindible. El método Bradley también se centra en la buena nutrición y el ejercicio durante el embarazo, así como en las técnicas de relajación y de respiración profunda durante el trabajo de parto. Si bien el método Bradley recomienda vivir el parto sin medicación, las clases también preparan a los padres para complicaciones o situaciones inesperadas, como una cesárea de emergencia.
Éstas son algunas otras maneras de afrontar el dolor del trabajo de parto:
Hipnosis (hipnoparto)
Yoga
Meditación
Caminar
Masajes o contrapresión
Cambiar de posición (caminando, duchándose, balanceándose o recostándose sobre balones gigantes de parto)
Darse un baño de inmersión o una ducha
Sumergirse en agua tibia o en un jacuzzi
Distraerse con alguna actividad que permita que su mente se ocupe de otra cosa
Escuchar música relajante
Imágenes visuales
¿Qué se siente?
Si bien suele considerarse que el parto es una de las experiencias más dolorosas de la vida, esto varía ampliamente de una mujer a otra e incluso de un embarazo a otro. Las mujeres viven el dolor del trabajo de parto de distintas maneras: para algunas se parece al dolor menstrual; para otras, es una presión aguda, y para otras consiste en oleadas muy fuertes que se asemejan a los retorcijones abdominales. Por lo general, las madres primerizas manifiestan que el dolor es más fuerte, en comparación con lo que dicen aquellas que ya han dado a luz a otros niños.
¿Cuánto dura?
No hay un cronograma mágico y estricto para el parto. En algunos casos, el bebé llega después de unas pocas horas, pero muchas mujeres pasan un día entero en trabajo de parto o incluso más tiempo. Ya sea que se decida por recibir medicación o no, el cuerpo de cada mujer reacciona de manera diferente ante el trabajo de parto.
¿Cuáles son los riesgos?
En general, el parto natural es muy seguro. Sólo se torna riesgoso si una mujer no sigue las recomendaciones del profesional de la salud que la asiste o si se niega a permitir la intervención médica cuando las cosas no salen como se planearon.
Por su propio bienestar y el de su bebé, es importante que esté abierta a otras opciones si las cosas se complican. Rechazar atención médica en caso de emergencia puede poner en riesgo su vida y la de su bebé.
¿Cómo me sentiré después?
Al igual que le ocurre a toda mujer que acaba de dar a luz, es probable que se sienta así:
agotada: probablemente usted y su niño desearán dormir lo más posible;
con frío o temblores: es una reacción normal que muchas mujeres tiemblen después del parto;
dolorida: probablemente sentirá contracciones uterinas, en especial si está amamantando, y también experimentará dolor y molestias en la vagina y en la zona que la rodea;
eufórica y fuerte: es posible que tenga la abrumadora sensación de haber concretado un logro, con la satisfacción de saber que lo hizo por sus propios medios.
¿Y si no soporto el dolor?
El parto puede doler más de lo que se imagina. Algunas mujeres que habían expresado el deseo de no recibir ningún tipo de analgésicos terminaron cambiando de opinión cuando comenzó el trabajo de parto. Esta situación es muy común y absolutamente comprensible.
El mero hecho de tener la voluntad y el entusiasmo para intentar un parto natural es encomiable. Sin embargo, si el dolor resulta intolerable, no debe sentirse mal por solicitar medicación. Además, si algo no sucede de acuerdo con lo planeado, tal vez deba amoldarse a las circunstancias. Eso no la hará menos valiente ni menos comprometida con su bebé ni con el proceso de parto. Dar a luz es una experiencia hermosa y gratificante, sin intervención médica o con ella.
Revisado por: Larissa Hirsch, MD
Fecha de revisión: junio de 2006
PLAN DE PARTO
Cuando una mujer recibe la feliz noticia de que está embarazada, lo más probable es que empiece a pensar en el nombre que le pondrá al bebé y en la ropita que le comprará. Es posible que le parezca que el momento del parto y el nacimiento está todavía muy lejos -de modo que tendrá tiempo se sobras para empezar a planificar la llegada del bebé redactando un plan de nacimiento que detalle sus deseos.
La expresión "plan de nacimiento" puede llevar a error -no es tanto un plan propiamente dicho como un listado de preferencias. De hecho, lo mejor de un plan de nacimiento no es que les permita a usted y a su pareja determinar exactamente cómo será el nacimiento de su hijo -puesto que en un parto están implicadas muchas variables, es imposible predecir exactamente qué ocurrirá. De todos modos, el hecho de elaborar un plan de nacimiento le ayudará a darse cuenta de qué es más importante para usted en lo que se refiere a la forma de dar a luz a su bebé.
Al elaborar el plan de nacimiento, se informará y entenderá mejor las distintas opciones existentes en lo que se refiere a la forma de dar a luz mucho antes de ponerse de parto. Esto no sólo mejorará su comunicación con las personas que le ayudarán durante el alumbramiento, sino que también le evitará tener que exponer sus preferencias justo en el momento en que usted tendrá menos ánimos para mantener una conversación -durante el parto.
Un plan de nacimiento no es ningún convenio vinculante -sólo es una guía. Su médico o el profesional de la salud que supervise su embarazo debería saber, después de haberle visto durante todas las visitas prenatales, cómo quiere o no que lleve su parto. Pero, aún y todo, un plan de nacimiento bien meditado es su mejor garantía de que su parto se adapte en la medida de lo posible a sus deseos.
¿Qué preguntas permite responder un plan de nacimiento?
Generalmente los planes de nacimiento abarcan tres áreas principales:
¿Cuáles son sus preferencias en un parto normal?
Estas preferencias van desde cómo quiere que le alivien el dolor y si desea o no que le pongan un enema, hasta la monitorización fetal. Piense en el ambiente donde quiere dar a luz, quién quiere que esté presente y qué postura le gustaría adoptar.
¿Cómo quiere que traten al bebé al nacer y durante los primeros días de vida?
¿Quiere que sea su pareja quien le corte el cordón umbilical al bebé? ¿Desea que le coloquen al bebé sobre el abdomen inmediatamente después del parto? ¿Le gustaría amamantarlo inmediatamente después? ¿Le dará el pecho o el biberón? ¿Desea que el bebé duerma en su habitación o en la sala de neonatos? El protocolo de atención neonatal varía considerablemente entre países y entre hospitales -si tiene pensado dar a luz en un hospital, le interesa saber si el protocolo del centro se adapta a sus preferencias.
¿Qué desea que ocurra en el caso de que surjan complicaciones inesperadas?
A nadie le gusta pensar en que algo pueda ir mal durante el parto, pero, si surge alguna complicación, es mejor estar preparada que tener que tomar decisiones precipitadas cuando esté alterada y preocupada. Teniendo en cuenta la gran cantidad de mujeres que tienen que someterse a una cesárea al dar a luz, su plan de nacimiento probablemente debería contemplar sus deseos en el caso de que su parto diera ese giro inesperado. También debería considerar otras posibles complicaciones, como el parto prematuro.
Factores a considerar
Antes de tomar ninguna decisión sobre las distintas opciones relacionadas con el parto, debería hablar con el profesional de la salud que supervisa su embarazo y va a asistir su parto, y visitar el hospital o centro de maternidad donde tiene pensado dar a luz.
Tal vez su ginecólogo-obstetra, su enfermera comadrona titulada, o el centro donde éstos asisten partos, le puedan facilitar formularios estándar sobre planes de nacimiento para que usted los complete. En tal caso, podrá utilizarlos a modo de guía para hacer preguntas sobre cómo se suele tratar a las parturientas. Si las respuestas no se adecuan a sus expectativas de cómo le gustaría que enfocaran su parto, tal vez prefiera cambiar de profesional de la salud, si puede hacerlo. Asimismo, si se informa sobre las prácticas habituales del centro, es posible que no necesite incluir toda la información en su plan de nacimiento, en el caso de que los procedimientos hospitalarios rutinarios ya se adecuen a sus deseos.
Y es importante ser flexible -si sabe que algún aspecto de su plan de nacimiento no se podrá cumplir, asegúrese de sopesar ese aspecto con sus demás preferencias. Si sus opciones están limitadas por la cobertura de su póliza sanitaria, el precio o su ubicación geográfica, céntrese en una o dos áreas que sean realmente importantes para usted. En aquellos aspectos en que su opinión no coincida con la de su ginecólogo o comadrona, pregúntele por qué suele hacer las cosas de determinado modo y escuche atentamente su respuesta antes de tomar una decisión definitiva.
Por último, debería averiguar si hay algún aspecto de su embarazo que podría desaconsejar determinadas elecciones. Por ejemplo, si el suyo es un embarazo de alto riesgo debido a su edad, estado de salud o problemas durante embarazos previos, es posible que el profesional de la salud que supervisa su embarazo desaconseje algunas de las opciones para dar a luz que a usted le habría gustado escoger. Usted deberá conversar con él y meditar detenidamente esas cuestiones antes de tomar ninguna decisión.
¿Cuáles son las distintas opciones para dar a luz?
A la hora de elaborar su plan de nacimiento, probablemente deberá tomar decisiones sobre las siguientes áreas:
Dónde dar a luz. La mayoría de las mujeres siguen dando a luz en el hospital. De todos modos, la mayoría de mujeres ya no lo hacen confinadas a un pabellón de maternidad frío y estéril. Averigüe si su hospital practica la atención centrada en la familia. Esto suele implicar que las habitaciones de las parturientas están provistas de puertas, muebles, lavabo individual y suficiente espacio para acoger a toda la familia, incluyendo la cuna y demás accesorios para el bebé.
Asimismo, actualmente muchos hospitales ofrecen habitaciones de maternidad que permiten que la mujer permanezca en el mismo lecho durante la fase de dilatación, el parto propiamente dicho y a veces también durante el posparto. Estas habitaciones están completamente equipadas para partos sin complicaciones. Suelen ser acogedoras y tienen una tenue iluminación.
Pero algunas mujeres se sienten más cómodas en su propia casa. Los defensores del parto en casa consideran que tanto la fase de dilatación como el parto propiamente dicho pueden y deben tener lugar en casa, pero también hacen hincapié en que una enfermera comadrona titulada o un ginecólogo-obstetra debería asistir el parto. Una cosa importante a recordar sobre el parto en casa es que, si surge alguna complicación, en casa no se dispone de los servicios ni la tecnología médica de un hospital.
Para aquellas mujeres cuyos embarazos se pueden catalogar como de bajo riesgo que quieren algo intermedio entre un hospital y el parto en casa, los centros de maternidad son una buena opción. Estos centros ofrecen un ambiente más íntimo y relajado con muchos de los servicios y tecnología médica propios de un hospital.
Quién asistirá el parto. La mayoría de las mujeres prefieren que lleve su embarazo y asista su parto un ginecólogo-obstetra, es decir, un médico especializado en supervisar embarazos (incluyendo los de alto riesgo o con complicaciones), atienda a las parturientas durante el período de dilatación y asista el parto propiamente dicho. Si su embarazo ha sido clasificado como de alto riesgo, es posible que deriven su caso a un ginecólogo-obstetra subespecializado en perinatología (el cuidado y atención de la madre embarazada y del bebé entre los cinco meses inmediatamente anteriores y el mes inmediatamente posterior al parto).
Otra decisión posible es un médico de familia que tenga formación y experiencia en supervisar embarazos y asistir partos de bajo riesgo. En algunos paises, sobre todo las áreas rurales donde hay escasez de ginecólogos-obstetras, los médicos de familia asisten la mayoría de partos. Una ventaja de elegir a un médico de familia es que éste le seguirá tratando, tanto a usted como al bebé, después del parto.
Pero los médicos no son los únicos profesionales de la salud que pueden asistir partos. Por ejemplo, usted puede desear que le atienda una enfermera comadrona titulada, es decir una diplomada en enfermería especializada en obstetricia. Las enfermeras comadronas son profesionales de la salud que poseen formación médica, están autorizadas a asistir partos de bajo riesgo, y su filosofía se caracteriza por hacer hincapié en educar a los futuros padres sobre los aspectos naturales del hecho de dar a luz.
Cada vez hay más mujeres que eligen que, aparte del personal médico, haya una doula presente durante el parto. Las doulas poseen formación sobre el parto y desempeña una función de apoyo. La parturienta ya conoce a la doula antes del parto y ésta también puede actuar a modo de intermediaria, ayudándole a expresar sus preferencias al personal médico en caso necesario.
Su plan de nacimiento también puede indicar qué otra persona, aparte del personal médico-sanitario, desea que esté presente antes, durante e inmediatamente después del parto. En un parto vaginal normal sin complicaciones, esa persona puede ser su pareja, otro hijo suyo, un amigo u otro miembro de la familia. También puede dejar claro hasta qué punto no quiere que haya nadie presente aparte de su pareja.
Ambiente durante el período de dilatación y el parto propiamente dicho. Actualmente muchos hospitales y centros de maternidad dejan que las mujeres tomen decisiones sobre el ambiente en que prefieren dar a luz. ¿Quiere que le pongan música y que la iluminación sea suave? ¿Le gustaría poderse mover a sus anchas durante el período de dilatación? ¿Le gustaría disponer de bañera? ¿Piensa comer o beber durante el período de dilatación? Tal vez le permitan pedir cosas que le ayudarán a sentirse más a gusto -desde la ropa que le gustaría llevar hasta determinada cinta de vídeo, DVD o disco de música.
Qué procedimientos se emplearán durante el parto. Hace algún tiempo, los hospitales tenían un protocolo de tratamiento aplicable a todas las parturientas, pero hoy en día muchos hospitales muestran una mayor flexibilidad al respeto. Por ejemplo:
Enemas. Utilizados para limpiar los intestinos, los enemas se administraban por norma cuando una parturienta ingresaba en un centro hospitalario para dar a luz. En la actualidad, la mujer puede elegir si desea que le pongan un enema o si prefiere saltárselo.
Parto provocado. Hace años, algunos ginecólogos provocaban el parto sistemáticamente. Esta práctica ha caído en desuso y no se utiliza a menos que sea médicamente necesario. En la mayoría de centros hospitalarios actuales se permite que el parto siga su curso natural, con las menos intervenciones médicas posibles.
Afeitar el área pubiana. Aunque en el pasado se hacía sistemáticamente, actualmente no se afeita el área pubiana de la parturienta a menos que ella lo solicite.
Otras decisiones sobre procedimientos que se pueden incluir en el plan de nacimiento son si desea o no que utilicen la monitorización fetal, qué tipo de indumentaria para el bebé le gustaría tener en la habitación y si le aplicarán algunas pruebas internas durante el parto.
Control del dolor. Se trata de una cuestión importante para la mayoría de mujeres, y lo cierto es que una mujer embarazada puede tomar muchas decisiones al respecto. También es algo que le interesa comentar a fondo con el profesional de la salud que supervise su embarazo. Muchas mujeres cambian de opinión sobre este tema durante el parto sólo para descubrir que el parto está demasiado avanzado para poder hacer algo al respecto. También le interesa conocer las diferentes alternativas para controlar el dolor, como la respiración profunda, los baños calientes, los sedantes y los tranquilizantes. Infórmese sobre las distintas opciones y exponga sus deseos al profesional de la salud que supervise su embarazo.
Postura durante el parto. Hay una variedad de posturas que usted puede probar durante el parto, incluyendo la clásica postura semi-reclinada con las piernas abiertas y los pies elevados que tanto se ve en el cine. Otras opciones son tumbarse de lado, ponerse en cuclillas, de pie, o simplemente colocarse de la forma en que se encuentre más cómoda en cada momento.
Episiotomía. Cuando es necesario, los médicos practican una episiotomía (un tajo efectuado en el perineo -él área de piel que hay entre la vagina y el ano- para facilitar la salida del bebé). Es posible que se lo practiquen si existe riesgo de desgarro o en caso de emergencia.
Parto asistido. Si el bebé se queda atascado en el canal del parto, es posible que sea necesario practicarle un parto asistido (por ejemplo, utilizando fórceps o ventosas). Averigüe en qué procedimiento tiene más experiencia su ginecólogo -probablemente ésa será la mejor elección.
Cesárea. Tal vez no le haga demasiada ilusión pensar en ello ahora pero, por si tuvieran que practicarle una cesárea, usted debería considerar algunas cosas. ¿Quiere que su pareja esté presente? Si tuviera elección, ¿le gustaría estar consciente o inconsciente? Y en lo que se refiere a ver el parto -¿le gustaría ver cómo nace el bebé?
Posparto. Hay muchas decisiones a tomar sobre el momento inmediatamente posterior al parto, incluyendo:
¿Le gustaría a su pareja cortar el cordón umbilical?
¿Le gustaría a su pareja coger en brazos al bebé cuando nazca?
¿Quiere establecer contacto inmediato con el bebé o preferiría que lo limpiaran antes?
¿Qué quiere hacer con la placenta, desecharla o conservarla?
¿Quiere amamantar al bebé apenas nace?
La forma de expresar sus deseos
Los planes de nacimiento son una orientación relativamente nueva, y es posible que su ginecólogo o su enfermera comadrona no estén habituados o no se sientan demasiado cómodos con este procedimiento. Por este motivo, asegúrese de dejar bien claro que quiere tener un plan de nacimiento y haga valer su derecho a hacerlo.
Explique a la persona que supervisa su embarazo y que va asistir el parto sus razones para redactar un plan de nacimiento. Dígale que no se debe a una falta de confianza en sus criterios profesionales, sino a que quiere asegurarse de que, llegado el momento, todo el mundo coopere y cubrir la eventualidad de que algo pueda ir mal. Si su ginecólogo o comadrona se sienten ofendidos o se resisten a la idea de que usted elabore un plan de nacimiento, tal vez debería reconsiderar si se trata de la persona adecuada para asistir su parto.
Asimismo, cuide el lenguaje que utiliza al redactar el plan de nacimiento. Puede utilizar alguno de los modelos de planes de nacimiento que se pueden encontrar en Internet o bien crear su propio modelo. Aquí tiene algunos consejos:
Intente que su plan de nacimiento se lea como una lista de ruegos, peticiones o escenarios óptimos, no como un conjunto de órdenes. Frases como "preferiría" y "si es médicamente necesario" ayudarán a que las personas que le asistan durante el parto sepan que usted es consciente de que es posible que tengan que alterar el plan.
Piense en el personal que tendrá que utilizar el plan -el personal médico y paramédico se sentirá más cómodo si usted lo titula "preferencias sobre cómo dar a luz" en vez de "plan de nacimiento", lo que podría llevarles a interpretar que usted les está diciendo cómo deben hacer su trabajo.
Intente hablar en términos positivos ("Esperamos que...") en vez de en términos negativos ("Bajo ninguna circunstancia...").
Una vez haya redactado su plan de nacimiento, quede con su ginecólogo o enfermera comadrona para repasarlo punto por punto. Averigüe y comente en qué están de acuerdo y en qué no. Pocas semanas antes de la fecha probable de parto puede plantearse la posibilidad de visitar el pabellón de maternidad del hospital o el centro de maternidad donde tiene pensado dar a luz para exponer sus preferencias al personal cuando no estén demasiado ocupados.
Intente diseñar un plan lo más sencillo posible -preferentemente que ocupe menos de dos páginas- y exponga sus deseos en orden de importancia. Si se centra en sus prioridades, resultará más fácil satisfacer los deseos que considera más importantes.
Es posible que también le interese hacer varias copias del plan: una para usted, una para su historia médica, una para su ginecólogo o para la enfermera comadrona que vaya a asistir su parto, y otra para su ayudante de parto o pareja. También es una buena idea incluir algunas copias adicionales en la bolsa para el hospital o el centro de maternidad, especialmente por si resultara imposible localizar a la persona que debería asistirle cuando usted se ponga de parto.
Aunque es posible que no pueda controlar todo lo que le ocurra durante el parto, usted puede desempeñar un papel importante en las decisiones que se vayan tomando sobre su cuerpo y su bebé. Un plan de nacimiento bien hecho y meditado puede ayudarle a conseguirlo.
Revisado por: Serdar H. Ural, MD
Fecha de la revisión: mayo de 2004