Cuando tenía seis meses el pediatra me dijo: Báñala con lechuga que es relajante. Al mes vi que no funcionaba y se me ocurrió probar algo más fuerte y le puse tila. Duré dos mese con el brebaje en el baño porque no logré nada. Probé los jabones de lavanda y manzanilla que dicen que relajan y no sé a quien. Probé los masajes y se despertaba más...
Luego otro pediatra me mandó unos chochitos homeopáticos y los probé. Ayudó un poquito pero no quito el problema.
Lo del chis, chis la despertaba. Y al osito de los sueños no le hace ni caso. A veces se quiere dormir con un muñeco o con otro o con una pieza de un puzle o con un libro o con vestido (como hoy que no se lo logré quitar): Pero algo que asocie con el sueño nada de nada.
Lo de la hipnosis que es casi como las palabras mágicas me ha ayudado a que se relaje y tarde menos en dormirse, a que se destete, y a cambiarle algunos hábitos. Pero mínimo se despierta tres veces a pedir su leche. Y se la toma con hambre, que se echa dos biberones en la noche y os juro que come bien.
El Plan padre nos ayudó, bueno la verdad es que me ayudó a mi que logré dormir en el segundo embarazo porque mi marido duerme en un colchón con la niña, pero todavía no hemos logrado regresar a la normalidad porque pide su leche o se enferma o quiere pis,... Y claro a mi insomne compañero le resulta más fácil dormir con la niña porque duerme más y además yo ahora batallo con el pequeño.
Yo creo que el problema es que la niña es muy despierta y considera dormir una pérdida de tiempo. Llegué a esa conclusión cuando me mandaba a volar por intentar dormirla y quería ver y hacer cosas. La niña empezó a gatear antes de los cinco meses, a los cinco meses y medio subió las escaleras por primera vez, a los nueve meses ya pintaba con sus crayones y su pintura de dedos y en la escuela va un nivel adelantada, está aprendiendo a leer y ya sabe contar hasta diez. Yo no se si es que me he pasado estimulándola pero a mi parecer yo nada más le sigo el ritmo y hacemos lo que ella quiere, nunca le hemos forzado nada.
El caso es que cada vez estoy más convencida que el problema de sueño lo teníamos nosotros, no ella. Y digo teníamos porque yo últimamente durmiendo cinco o seis horas a cachos me siento fresca como una lechuga a pesar de las continuas gripas que nos están dejando medio muertos.
no creo que el camino sea la resignación, estoy cada vez más convencida de que hay que disfrutar esos momentos con nuestros hijos y hacer que ellos los disfruten. Y mira si no aprenden a dormir toda la noche ya aprenderán a valerse por si mismos y a no pedir a papá y mamá su leche o que quieren pis. Esa es mi esperanza. Un poco más grande y la enseño a servirse solita a ver si así nosotros dormimos un poco más.