Adriano tiene 14 meses, duerme en una cama adosada a la mía. De noche se despierta un par de veces de media, pero ahí no hay problema para mí pues mama unos minutines, se suelta, le tumbo de nuevo y se queda frito en unos segundos.
Mi problema es que le tengo que dormir yo (a la hora de acostarle, digo), tumbarme con él, y tarda como una hora, dsde hace meses. El problema es que mi otro hijo, Paulo, de 2 años y 10 meses, también nos necesita con él para dormir, y éste tarda más de una hora.
Mi marido dice que ya está bien, que él pasa de quedarse con él todo el rato. Que se queda un ratín, hablan de lo que les ha gustado y lo que no les ha gustado del día, se queda 5 minutos, y se va. Paulo se ha resignado a eso, pero espera a que acabe yo con Adriano para que empiece el turno con él (en cuanto me oye salir de mi habitación me llama bajito para que me quede con él). Y ahí otra horita que me tiro.
Estoy hasta las narices.
Mi marido dice que me empeño en quedarme con él diciendo que es bueno para él, pero que él no lo cree, primero porque antes él se dormía solito (hasta los 2 años y poco se drmía solo y en 10 minutos, fue tirar el chupete a la basura él solito y empezar los problemas... Y yo a empezar a quedarme con él porque pensaba que me necesitaría, y hasta hoy no he conseguido que se quede solito tranquilamente como antes), y segundo porque me tiro una hora con él diciéndole que haga el favor de estarse quieto, que es hora de dormir, etc. Es decir, que me paso echándole la bronca todo el rato que estoy con él. Eso dice mi marido, que oye algo desde el salón mientras ve la tele o estudia.
A ver, no me paso echándle la bronca todo el rato, obvio, pero en todo ese rato pues al menos un par de veces o tres le doy un "toque", me pongo seria y le digo que mamá no está ahí para estar dando vueltas y vueltas, cantando o mirando las musarañas, sino que mamá está ahí con él para dormir, que me encanta tumbarme co él y me quedo muy agustito, peo que también tengo ganas de cenar e irme a dormir yo también y no podemos tirarnos cada día tanto tiempo, etc. Es decir, me pongo seria de vez en cuando para que corte el rollo, pare de entretenerse co cualquier cosa y se disponga a dormir.
El resto del tiempo nos lo pasamos agustito, pegaditos, me pide que le toque la pierna (le hago rasquitos), me abraza... Pero NO SE DUERME (generalmente lo hace tras alguno de los toques de atención que digo).
Si no me quedo con él tampoco se duerme, porque hay días que he perdido la paciencia y le he dicho que es muy tarde y que me quiero ir a dormir yo también, y se ha quedado solito. No llora, gimotea un poquitín pidiendo que no te vayas, pero se resigna y se queda sin más problemas. Pero tampoco se duerme de inmediato.
Para rematar la función, Adriano (vuelvo al peque) no se duerme la siesta a no ser que sea en el carrito. Y pienso que ya está mayorcito para dormirse sólo en el carrito, ¿no? Que no puede llegar a la edad de su hermano durmiendo la siesta solo en el carrito, contra.
Bueno, que estoy hasta las mismísimas narices, vamos. Que me he peleado con todo el mundo defendiendo mi forma de hacer las cosas, de acompañarles para dormirse, de no forzarles, etc. me he sentido mil veces como David contra Goliat, que aunque ganó no debió pasarlo mal ni nada el pobre Davidín. Me lo han puesto en duda mil veces, y mi marido también. No es partidario de dejarles llorar, pero echa de menos cuando sólo teníamos a Paulo que, encima, se dormía solito en 10 minutos. Ahora son dos y no se duermen ni a tiros.
Ahora no tengo tiempo para nada, llego a casa con ganas de estar un rato con mi marido, de final de día, relajados... pero desde ese momento hasta que de verdad podríamos estar así, pasan al menos dos horas, y claro, las ganas se han ido al séptimo cielo ya, porque entre el mal humor que se me queda tras tanto tiempo de dormir niños y el casancio que me entra...
Total, que hace meses (más de un año) que no disfruto de un ratito con mi marido, el cansancio se apodera de todo, me siento incomprendida por él (me dice que no se puede hacer nada divertido conmigo), me siento sin ganas de nada, desmotivada y, para colmo, hasta las narices de los niños.
Por eso necesito motivos para no colocar a uno en una cama al otro en la otra y a dormir los dos. A ver si se acostumbran. Además así Adriano se acostumbra a dormir en la cama, y no en el carrito.
Imagino que si se ponen a llorar (Paulo sé que no llora, pide que te quedes con todas sus ganas y si no lo haces se queda muy triste, pero no llora. Adriano sí, llora porqu jamás se ha dormido solito, al contrario de Paulo) no podría dejarles ahí, pero es que necesito vivir un poco, sentirme motivada, no sé...
Estoy agotada de esta fase, d verdad. ¿Sería tan malo intentar acostmbrarles un poco a que se duerman solos? Y en la cama...
Estoy muy cansada.