Cuando Rafa tenía 4-5 meses se dormía en su cunita el solito. Le ponías el chupete, le dabas un besito y como mucho entrabas un par de veces más a ponerle el chupete que había perdido. Todo el mundo maravillado, excpeto mi suegra, que lo cuidaba por las mañanas mientras yo trabajaba y decía "pobrecito solito en su cuna" y se empeñó en dormirlo en brazos. Por más que insistí hizo lo que quiso. Esto dió lugar a multitud de discusiones con mi marido, que se negaba a intervenir diciendo que yo dramatizaba y que era un tema sin importancia y que encima de que sus padres nos "hacían el favor de cuidar al niño"... Me rendí. Me cansé de insistir y de discutir inútilmente. Llegó un momento en que era imposible que Rafa durmiera en su cuna. Ha ido creciendo, tiene 14 meses y pesa más de 11 kilos. He conseguido que duerma en brazos conmigo sentada en lugar de paseando por la habitación. Hasta ahora se dormía en un microsegundo, excepto de madrugada, que la cosa podía durar media hora los días buenos y hasta dos horas los malos, pero ya es tan grande que no está cómodo en mis brazos y tampoco sabe dormirse en su cuna.
Como me niego a dejarlo llorar solo en su cuarto, me quedo con él tratando de tranquilizarlo hasta que se duerme. Mi marido trabaja desde las 8 hasta las 21 y no viene a comer a casa, así que toda esta historia me la como yo sola. También las noches son mías, porque yo puedo dormir siesta y él no. Él pretende que lo deje llorar. Ayer tuvimos la discusión número mil sobre este tema. Ya se sabe, de los tuyos hablarás pero no oirás, que dice el refrán. Mal asunto.
Siento haberme extendido tanto. Gracias por escuchar.