Cuando me di cuenta que era una especie de manual de instrucciones sobre cómo dormir al niño, decidí que no era para mí. Al del DVD le veo sentido, pero al de cómo dormir al niño, no lo veo. Para quienes no sepan de qué se trata, “Duérmete, niño” es un libro sobre cómo solucionar los problemas del sueño infantil a través de un método un tanto polémico. Confieso que yo no lo probé, aunque a muchos padres les ha dado resultado. Pero el asunto ha levantado voces.
Por un lado, los fans a ultranza del método del Dr. Eduard Estivill. Padres que han seguido las indicaciones al pie de la letra y les ha dado éxito dicen que llevan al niño a la cuna y se duerme sólo sin llorar, que se acabaron las luchas a la hora de dormir y que ahora duerme el niño y ellos también.
Por el otro, los que critican sin pelos en la lengua. Opinan que es un método de adoctrinamiento conductista que no trata los trastornos del sueño y que somete a los niños a los deseos de los padres, haciéndolos insensibles a sus necesidades básicas.
A favor, que es una buena forma de educarlos para dormir, que puede ser duro al principio pero luego funciona y que es una manera de inculcarles buenos hábitos de sueño desde que nacen.
En contra, según la Asociación Primal que carga las tintas, el método puede llegar a ser efectivo en algunos casos (según el libro en un 96%), pero a cambio de causarle al bebé serios trastornos emocionales y psicológicos, dando a entender que el niño es un manipulador. En un abierto manifiesto contra el método opina que el libro debería de titularse “Cómo criar a un bebé neurótico y pensar que lo estás haciendo bien”.
Parece que el librito no deja a nadie indiferente. Habría que probarlo para posicionarse en las filas de los defensores o de los detractores, pero yo paso. A mi hija cuesta bastante dormirla, pero prefiero soportar algunos lloros.