¿Dormir junto al bebé o no?


En los últimos años percibimos una creciente tendencia a dormir junto al bebé como la primera opción de muchos padres. Gracias a la información y experiencias que se comparte, muchos ya no decoran «la habitación del bebé» sino que preparan desde el primer momento su espacio junto a ellos.
Tiempo atrás la mayoría de los que colechaban lo hacían al ver que las noches se alargaban con miles de despertares o las madres lactantes ponían al bebé en su propia cama para darles las tomas nocturnas y así, de esta forma, casi clandestina descubrían los beneficios de las noches tranquilas y el placer de dormir junto a sus hijos.
 
En la comunidad de  DormirSinLlorar muchas veces aconsejamos colechar para mejorar las noches. No es que sea la solución universal, pero si los padres no tienen inconveniente y la idea no les desagrada es una buena estrategia para tener noches más descansadas y que nuestros pequeños duerman felices.

Aunque esta tendencia es cada día mas popular, más visible y cada vez más familias confiesan abiertamente que duermen junto a sus hijos, el tema del colecho sigue generando acalorados debates con amigos o familiares, porque todavía existe una opinión contraria muy fuerte contra la que lidiar. Las ventajas del colecho son tantas que estos conflictos «domésticos» no minan la confianza de los padres y se aprovecha las ocasiones para hablar sobre ello y normalizar así esta conducta. ¿Pero qué ocurre cuándo no es la suegra, la cuñada o la vecina la que opina que el colecho no es conveniente, sino una autoridad de la salud?

Este tema es un viejo conocido en las revistas de pediatría, desde hace varias décadas ha sido objeto de estudio intentándolo relacionar con el síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL).
Recientemente esta práctica fue noticia a raíz de una revisión revisión sobre el síndrome de muerte súbita del lactante publicada en la en la revista British Medical Journal. El artículo en cuestión se titula: ¿Es un riesgo para Síndrome de Muerte Súbita del Lactante (SMSL)? análisis a nivel individual de los 5 mayores estudios de casos y controles”En él Carpenter y cols. hacen una revisión de varios artículos y concluyen que que el 88% de todas las muertes por muerte súbita que se producen durante el colecho se podrían haber evitado si no se hubiera compartido la cama. Carpenter insiste en la necesidad de que los doctores, las matronas, las enfermeras y las autoridades sanitarias “mantengan una posición sólida en contra del colecho, especialmente entre los bebés de menos de tres meses”.  El titular que resume las conclusiones es:  El «colecho» multiplica el riesgo de muerte súbita del bebé

Las replicas a este artículo no se han hecho esperar, organismos oficiales como UNICEF, IHAN, y el Comité de Lactancia de la Asociación Española de Pediatría recomiendan dormir junto al bebé, pues este promueve los vínculos, regula los patrones de sueño de la madre y su bebé, juega un papel importante al ayudar a la madre a ser más sensible a los indicios de su bebé, y les da a ambos la oportunidad de descansar mejor.
En un Comunicado de IHAN-España sobre la práctica del colecho y el amamantamiento destacan :

«el artículo de Carpenter y cols. no aporta nueva evidencia y adolece de importantes fallos metodológicos, además de no ser  comprensible, desde un punto de vista exclusivamente científico, el hecho de que hayan focalizado sus conclusiones en el grupo de madres no fumadoras y no  bebedoras, cuando existen grupos con riesgo mucho mayor.( también encontró un riesgo 13 veces mayor de muerte súbita en niños que no hicieron colecho pero que durmieron cerca de sus padres, fumadores y que además habían consumido alcohol) Los autores no resaltan  los resultados más importantes desde un punto de vista de veracidad científica, sino  aquellos a los que suponen mayor interés mediático, sin considerar el posible perjuicio causado a los lactantes y sus familias.(…)

En resumen, y de acuerdo con otros autores, consideramos que no existe fundamento científico actual para condenar la práctica de colecho y que el artículo publicado por Carpenter no aporta novedades a lo hasta ahora publicado. Por ello, mantenemos nuestra posición de respeto ante este fenómeno cultural, considerando que corresponde a los padres la decisión última sobre su práctica. Y que corresponde a los profesionales de la salud, en base a la evidencia disponible, asesorar a los padres sobre prácticas seguras que eviten situaciones de riesgo conocidas»

¿Pero qué es la muerte súbita? ¿Cómo se produce? Es un drama que afecta en torno a 0.5 y 1 casos por cada 1.000, en España, se estima que se dan 100 casos al año es la  la principal causa de muerte en bebés de menos de un año. Según el instituto nacional de estadística, la tasa de muerte súbita en lactantes entre 1 y 12 meses tiende a disminuir con los años. Entre 1985 y 1995 fue de 0,3 a 0,4 por cada mil nacidos vivos. De la misma fuente, en 1999 fue de 0,17 por mil y en 2010 de 0,11 por mil.

El bebé amanece sin vida y sin signos de haber sufrido. Se considera SMSL si, después de una investigación post mórtem, la muerte permanece inexplicada. En esta investigación se incluye una autopsia, examen de la escena y circunstancias de la muerte y exploración del historial médico del bebé y de la familia. Por ello las causas del SMSL no están definidas, se trata de un diagnóstico excluyente, es decir: se asume que un bebé ha muerto por SMSL al no poder determinarse una causa concreta.

Algunas muertes catalogadas como SMSL han sido debidas a aplastamiento o asfixia del bebé al dormir junto a los padres.  En estos casos «la causa» podría esclarecerse ya la muerte se ha producido por un motivo concreto y una autopsia podría revelar las señales que la apnea o el aplastamiento han dejado en el cuerpo del bebé. Es decir, se trata de un  lamentable (y evitable) accidente, como cuando un bebé se cae del cambiador, o queda atrapado entre los barrotes de una cuna defectuosa (algo bastante habitual, a modo de ejemplo: más de 7 millones de cunas han sido retiradas de EEUU por riesgo)

¿Qué se hace en estos casos? Informar a los padres de los riesgos de usar una cuna no apta y retirar del mercado los modelos defectuosos, o informar de que los bebés deben ir atados en los carritos, o que no se pueden dejar solos en el cambiador. En ningún caso se propone prohibir usar cambiadores, ni cochecitos. Sino educar a la población en la práctica segura de estas actividades, para eliminar totalmente los riesgos. En cambio con el tema del colecho se prohíbe sin más con el consiguiente perjuicio para las familias que asisten al deterioro de su descanso.

En conclusión, el último estudio publicado sobre este tema ha sido criticado por errores en el método, al tratarse de una revisión de estudios antiguos donde no se han tenido en cuenta otros parámetros relevantes y y en esta no se han incluido otros trabajos (que los hay) favorables al colecho como un factor de protección frente al SMSL Como principal conclusión final se ha resaltado la relación de este con la SMSL, en cambio no se ha destacado que el riesgo se multiplica cuando el bebé duerme solo, se fuma en casa y se consume alcohol.

Dormir con el bebé es una práctica segura si se tiene en cuenta las recomendaciones para un colecho seguro.

No es conveniente colechar con el bebé en estas situaciones:
– compartir el sueño con el lactante en superficies poco seguras: colchones  blandos, sofás o sillones o con edredones o almohadas en la cama,
– tomar medicación para dormir,
– fumar o tomar alcohol o drogas ilegales,
– compartir la cama con otras personas que no sean los padres biológicos (otros hijos o la pareja de la madre).

Hacemos especial énfasis en que se respeten y tengan en cuenta estas recomendaciones (que no son otra cosa que sentido común) para evitar accidentes en la cama familiar.

En algunas ocasiones se colecha de una forma improvisada por cansancio acumulado, o porque no se logra calmar al bebé en la cuna. Insistimos en que, incluso en el caso de colecho esporádico, o «colecho reactivo» se respeten e implementen las medidas de seguridad y recomendaciones citadas para que todas las familias puedan disfrutar de esta práctica y del descanso sin ningún tipo de riesgo.

 

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