Posiblemente, ya que se basa en el principio de acción-reacción: el bebé llora, como no consigue el contacto físico que reclama se acaba agotando, asumiendo que nadie va a venir y finalmente acaba callando. Ahora bien, hay que tener en cuenta algunos algunos aspectos fundamentales:
Puede tener efectos secundarios:
”… si se ignora a un niño mientras llora, puede minar la confianza que ha depositado en los padres, aprender que no puede contar con ellos cuando esté inquieto o alterado, también puede despertar sentimientos de indefensión, impotencia y miedo en el bebé y provocar problemas más adelante. … puede hacerles sentir que no pueden influir sobre lo que les ocurre, crecer sintiéndose impotentes e indefensos, aparte de indignos, no merecedores de
cariño e insignificantes.”Mi bebé lo entiende todo, Aletha J. Solter, doctora en psicología.
Estos “métodos” se basan en la premisa de que el contacto físico que reclaman los niños, tanto para conciliar el sueño como para dormir toda la noche, es fruto de la manipulación a la que los niños nos someten y no a una necesidad real, afirmación que numerosos estudios contradicen esta información ver artículo Piel con piel la importancia del contacto.
No pueden demostrar científicamente que son ciertas toda la serie de calamidades que le ocurrirán a los niños si no se aplica el “tratamiento” con ellos y no duermen con estas pautas: conciliar el sueño solos, no relacionar el acto de comer con el de dormir, dormir toda la noche de un tirón (con no más de 2 despertares), 12 horas seguidas y solos en su habitación, además de incurrir en unas cuantas inexactitudes:
1º.- No citan ningún tipo de estudio científico en el que basen sus teorías.
2º.- En el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-IV), que es una clasificación de enfermedades médicas de consenso internacional no existe ninguna enfermedad denominada “insomnio infantil por malos hábitos adquiridos”, si existe en cambio el “insomnio primario”, que se caracteriza principalmente por: “ dificultad para iniciar o mantener el sueño y provocar malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo”.
3º.- Aseguran que está científicamente demostrado que un bebé que ingiere la cantidad que le corresponde en cada toma, puede aguantar sin comer entre dos horas y media tres. La pauta de saciedad la marcan la cantidad de solutos que contiene la leche. La leche de león marino contiene entre un 62-65% de solutos y se alimenta una vez a la semana, la de conejo contiene un 33% y se alimenta cada 24h, la de rata contiene un 21% de solutos y su pauta de amamantamiento es continua, la leche humana contiene 12,4% de solutos.
Por otro lado tenemos que el proceso de digestión de la leche materna está entre los 20-30 minutos y el estómago se vacía completamente en una hora y media aproximadamente. Con estos datos ¿cada cuánto cree usted que debería mamar un bebé?. Cuanto menos tenemos que la afirmación de que pueden pasar entre dos horas y media tres sin alimentarse es imprecisa y está basada en que las leches artificiales al contener una mayor cantidad de solutos tienen un
proceso de digestión de 3 horas.
4º.- Por otro lado aseguran que están a favor de la LM, pero que no pueden apoyar una función de la mama que no sea la de alimentar. Es decir no reconocen la gran importancia que tienen la succión emocional para el desarrollo cerebral y que determina sin lugar a dudas un mejor desempeño cognoscitivo y psicoafectivo, como recoge el Comité de lactancia de la AEP, en su libro “Lactancia Materna, guía para profesionales”.
5º.- Aseguran que es imprescindible que los niños se duerman solos sin la compañía de su madre o padre, para que así cuando se despierten esté todo igual que cuando se durmieron. Sugieren que esto les aporta tranquilidad y que así se vuelven a dormir sin problemas, en cambio si estaban con la madre querrán que esta vuelva. Si una noche se van a dormir con el niño y un oso y por la noche sigilosamente retiran el oso ¿qué creen que ocurrirá si el niño se despierta por la noche?, ¿se pondrá a llorar porque no esté el oso?. Pero hagamos la prueba al revés, váyanse todos a dormir y por la noche cambien de habitación el padre y la madre. ¿Qué ocurrirá entonces?, que se pondrá a llorar. No es el hecho de que algo haya cambiado a su alrededor lo que hace que un niño llore cuando se despierta por las noches, es el hecho de no tener a sus
padres cerca lo que les hace llorar.
Bibliografía:
* Bésame Mucho, cómo criar a tus hijos con amor, Ed. Temas de Hoy
* Lactancia materna: guía para profesionales del Comité de Lactancia de la AEP
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