Se debe evitar convertir el dormitorio en una amenaza, si se envía al niño a su habitación a modo de castigo, no deberá extrañarnos que por la noche, no quiera ir a la cama.
Decoración.
Si un niño tiene la edad suficiente como para tomar parte en la decoración de su habitación, hay que dejarle escoger los cuadros, el papel o el color de la pintura, etc. Ya que puede ser que el niño tenga miedo de su habitación y esto le impida dormir (por ejemplo un dibujo corriente en las cortinas, parece un monstruo de noche).
Iluminación.
La iluminación del dormitorio puede ser muy importante. Muchos niños tienen miedo a la oscuridad. Frecuentemente los niños con miedo a la oscuridad sienten alivio si duermen con una bombilla de bajo voltaje encendida, otra idea es un regulador de voltaje en el interruptor de luz, para poder ir reduciendo la cantidad de luz sin que el niño se dé cuenta.
Evidentemente la luz de la luna no puede manipularse, pero si el grosor de las cortinas o las persianas que tengamos.
Ruidos.
Otro aspecto a considerar referido al dormitorio es el ruido. Actualmente las paredes de los pisos o casas suelen ser muy delgadas e inevitablemente los niños oyen los ruidos procedentes del exterior y del interior del hogar. Aun así, es preferible actuar con absoluta normalidad que intentar por todos los medios no hacer ruido para que el niño se duerma. Los niños se adaptan a los ruidos habituales de su hogar muy rápidamente. Siempre y cuando no sea exagerado, un poco de ruido puede ayudar a combatir la soledad que un niño pueda sentir en su habitación.
La temperatura:
La habitación debe tener una temperatura no superior a 23 grados, hay que tener especial cuidado en no sobreabrigar al bebé, especialmente si se colecha. El exceso de calor puede resultar en un aumento de despertares y además es un factor de riesgo para el SMSL.
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