Lugar para compartir opiniones, y recomendaciones sobre los libros sobre maternidad y paternidad que siempre llevamos en la cabeza.

Moderadores: lolilolo, Titoi, Yuziel, rafi., Tote, Trece, nuriah, rosalina, ilargi, Kim, xirimiri

  • Advertisement

Avatar de Usuario
por Juanma
#244137 Para consultar otros artículos recopilados se puede pulsar: Índice de Autores

Macall Gordon & Tricia Jalbert
1.1 Cuando estás a punto de estallar



1.1 Cuando estás a punto de estallar
1.1.1 Aprende a manejar tus momentos de cólera
Es bueno comprender cómo mantener la calma, ser comprensivos y objetivos puede ser de gran ayuda para nuestro hijo y de utilidad para nosotros cuando nos encontramos cansados, agotados y privados de sueño.

También es necesario tener en cuenta cuando nuestras propias heridas de la infancia nos rugen como dragones. Hasta el momento en que nos convertimos en padres, es fácil escapar de las partes más oscuras de nuestra personalidad. Y aún cuando nos convertimos en padres, estamos a menudo demasiado cansados o presionados o abrumados que preferiríamos no reconocer esos lados oscuros que comienzan a hacer apariciones frecuentes. Afortunadamente estos eventos pueden marcar algunos puntos importantes y pueden proveer oportunidades para ayudarnos a nosotros mismos y a nuestros hijos a trabajar y sobrellevar sentimientos difíciles.

1.1.2 ¿Qué debe hacer un padre?
Los niños aprenden al mirar cómo manejamos nosotros nuestros sentimientos, de la misma manera como aprenden observando cómo los cuidamos a ellos mismos. Así como no quisieras exponer a tu hijo de manera inapropiada a tus asuntos y emociones de adulto, no es perjudicial para ellos verte enojado. Es lo que haces cuando te enojas y cómo manejas la intensidad de tu rabia lo que es verdaderamente importante. Mostrar respuestas saludables a emociones fuertes enseña al niño que esos sentimientos pueden ser manejados de manera segura.

1.1.3 Maneras de evitar los momentos de cólera
1.1.3.1 Cambia tus formas
Hay palabras o frases pueden accionar nuestros propios límites. “¿Por qué siempre es tan complicado todo?” o “No puedo más” Frases o preguntas retóricas como estas pueden hacer que nos inundemos en nuestra propia frustración lo cual realmente no tiene nada que ver con nuestros hijos, pero sí con el legado de nuestra niñez. Elegir otra manera de ver la situación o escoger no decir frases como estas hace más probable que permanezcas consciente y en tus cinco sentidos.

1.1.3.2 Establece estándares
Es difícil pensar con claridad cuando se está alterado o frustrado con los niños. Una estrategia a seguir nos daría unas ideas predeterminadas que usaríamos como “guías” en nuestro comportamiento. A lo mejor puedes decidir que no golpeará o no dirá malas palabras o se comprometerá a tomarse un respiro si las cosa se ponen realmente insostenibles.

1.1.3.3 Monitorea tus sentimientos
La rabia es un sentimiento secundario. Generalmente viene después de otro como el miedo, la tristeza, la fatiga. Aprende a detectar tus sentimientos. Estar pendiente de tus propias señales de frustración anticipa y puede prevenir un momento de ira. Aprende estrategias efectivas para disipar la rabia. Aprende a pausar. Aléjate, si tienes que hacerlo. Esto toma tiempo practicarlo pero se ha demostrado que unos pocos segundos pueden disipar la rabia de manera significante.

1.1.3.4 ¿Cuál es el verdadero motivo de tu rabia?
No puedes ser comprensivo y empático cuando estás enfurecido. Mira realmente qué es lo que te enoja. Harville Hendrix en Giving the love that heals dice que algunas de nuestras reacciones más fuertes son “negativas, intensas y repetitivas representan una clave que los padres deben encontrar como un punto de crecimiento personal”. Tú sabes que estás cara a cara con el asunto inconcluso de tu infancia cuando respondes con sentimientos negativos intensos al comportamiento de tu hijo. Por ejemplo, si no fuiste comprendido en la reafirmación de tu independencia cuando eras un niño, los desafíos de tu propio hijo pequeño serán molestos para ti. Si la rabia no era permitida en tu familia materna, tendrás dificultades ayudando a tu hijo a pasar por sus momentos de ira. Consigue ayuda. Utiliza estas instancias como oportunidad para curar viejas heridas.

1.1.4 Expresando la ira de manera saludable
1.1.4.1 Ponle un nombre a tu sentimiento
“Me siento decepcionada en este momento”

1.1.4.2 No digas cosas que puedan aumentar la ira
Frases como “tú siempre haces esto” o “estoy harta” pueden hacer que la ira aumente.

1.1.4.3 Evita asustar a los niños
Puedes expresar honestamente tus sentimientos de manera vigorosa sin llegar a asustar a tus hijos.

1.1.4.4 Expresa tu ira sin culpar o etiquetar
“Siento ira cuando tiras tus juguetes” en lugar de “Me pones furiosa”. Los niños no nos ponen furiosos. Nosotros hacemos la elección de estar enojados a pesar de ser inconsciente.

1.1.4.5 No actúes físicamente cuando tengas rabia
Golpear no es la única manera de demostrar la ira de manera física. Cuando tengas rabia no levantes o muevas a tu hijo. Hacer movimientos físicos sobre tu hijo cuando tienes rabia solo consigue sacar a flote toda tu ira escondida.

1.1.4.6 Toma un descanso
Apártate por un momento y toma un respiro.

1.1.4.7 Mantente en el presente
Aprende a distinguir tu propia reserva de cólera de aquella que es apropiada para la presente situación.

1.1.4.8 ¿Qué hay detrás de tu rabia?
Presta atención a las emociones que acompañan tu ira. ¿Estás abrumado? ¿Fatigado? Trabaja en definir lo que yace bajo tu ira, las causas y motivaciones y trabaja sobre ellas. Si tu ira no es realmente hacia los niños, asegúrate que ellos sepan que no es su culpa que te sientas con rabia, cansado, malhumorado, etc.

1.1.5 Qué hacer cuando pierdes el control
Cuando perdemos el control en frente de nuestros hijos o con ellos, podemos siempre reparar la situación admitiendo que nos hemos comportado inapropiadamente. Los padres podemos y debemos disculparnos con nuestros hijos. También debemos explicarles lo que pasó cuando nos ven comportándonos de manera inadecuada con alguien más.

• Haz explícito tu error. Cuéntale a tu hijo cómo te sentías en el momento de la incidente y por qué.
• Dile al niño cómo te sientes ahora y por qué. (avergonzado, arrepentido, etc.)
• Pregúntate. Discute qué hubieras podido hacer para calmarte.
• Resolución de problemas. Haz una lluvia de ideas con tu hijo sobre cómo pueden ambos resolver futuros incidentes.

1.1.6 Conclusión
Los buenos padres se enojan. Es lo que haces con tus sentimientos de ira, inevitables y saludables, lo que realmente importa. Sería un mundo un poco mejor si todos supiéramos cómo estar enojados en una forma segura y productiva.

ImagenImagen